Las colillas de cigarrillos son el número uno en contaminación del planeta. Para empeorar las cosas, están hechas de plástico que nunca se biodegrada y liberan productos químicos tóxicos en el medio ambiente y en nuestro propio suministro de agua. Para combatir este tema, la Fundación Surfrider, una organización sin fines de lucro dedicada a la protección y el disfrute de las costas, se asoció con la agencia Gyro de San Francisco en un esfuerzo por desnormalizar el acto de arrojar cigarrillos y hacer que la gente piense dos veces sobre su comportamiento.
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