Las preguntas se rompen
y los unicornios de guerra
galopan sobre las espumas.
Con humana voz gritan y se desgarran,
sin embargo, sigo sin tener respuesta.
Las conciencias de jardines marchitos
se rinden a lo insustancial.
Nadie quiere ponerle a las cosas nombre
por temor al propio nombre.
vuelan los pájaros de sonrisa inerte,
inalcanzables.
Me pregunto quién eres tú.
Muda y muerta salvación,
deja que el alba se desvanezca, una vez más.
Y ven, amor mío,
llega conmigo a la noche
sin concesiones a la mar gélida,
sin absurdos de vida llenos, limpiamente,
auténticamente,
sin solemnes promesas,
gravitando en la verdad.
Lee el artículo completo en el Nº 4 de SKEIMBOL
30
OCT
2015
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