Fotografía: Phil Borges.
En su expansión por la región euroasiática los mongoles conquistaron Tíbet en el siglo XIII. Sin embargo, debido al respeto que dicho pueblo profesaba por la religión budista, ofrecieron a los tibetanos protección militar a cambio de guía espiritual. De esta manera se entiende que estando China también bajo control mongol se considerara a Tíbet como territorio chino. De hecho, parte importante de la argumentación china sobre la propiedad de Tíbet se basa en lo anterior. Sin embargo, acontecimientos posteriores pueden discutirlo.
A la caída del imperio mongol, enfrentamientos múltiples ocurrieron entre las potencias principales por el dominio de la región antes controlada por ellos, Rusia y China (ahora gobernada por la dinastía Ming) fueron algunas de las más importantes. Por su ubicación geográfica Tíbet se convirtió en el objetivo estratégico de la mayoría de ellas. Dichas potencias creían que aquella que lograra controlar Tíbet se abriría el paso al resto de la región fácilmente. Finalmente, la dinastía Quing (sucesora de la dinastía Ming) logró ocupar Tíbet en 1720, aprovechándose del asesinato del Dalai Lama de entonces. Sin embargo, su decadencia debilitó también paulatinamente su dominio sobre Tíbet. Lo anterior, sumado a la incursión de Gran Bretaña en la región (alrededor de 1904), le concedió una independencia de facto a Tíbet (similar a la que gozó mientras la dinastía Ming gobernó China).
A la caída de la dinastía Quing el recién formado Partido Nacionalista Chino (Kuomintang) estableció la República China en 1912. De esta manera, el 21 de abril de dicho año, el presidente Yuan Shih-kai declaró provincia china a Tíbet y envío una expedición para subyugarlo. Tíbet se resistió y declaró su independencia en 1913. Si bien inicialmente el Gobierno británico se negó a aceptar la posibilidad de la absorción china del Tíbet, decidió organizar una reunión tripartita (Gran Bretaña-Tíbet-China) para negociar la solución y evitar que los disturbios alcanzaran la frontera con India (colonia británica entonces). No obstante lo anterior, el Gobierno chino no firmó el convenio emanado de dichas reuniones, posiblemente debido a que las restricciones con las que se aceptaba la soberanía china sobre Tíbet no le satisfacían. En los años siguientes la relación entre China y Tíbet fue muy inestable.
Un año después del establecimiento de la República Popular China, el 7 de octubre de 1950, las tropas chinas invadieron Tíbet. Los argumentos utilizados por el Gobierno chino para “justificar” su invasión sobre Tíbet son diversos e inconsistentes unos con otros algunas veces. En este sentido, el primer argumento público sostenía que las fuerzas chinas entraron en Tíbet para liberarlo de la opresión imperialista (según China, Tíbet era una especie de sociedad feudal) y consolidar la defensa de la frontera china occidental. Posteriormente, el Gobierno chino argumentó que por razones de seguridad deseaba contener la influencia norteamericana y británica en la región. Finalmente China aseguró que Tíbet es parte inalienable del territorio chino desde que fue incorporado por la dinastía Yuan (los mongoles) a mediados del siglo XIII.
Un mes después de la invasión, el 11 de noviembre, el Gobierno tibetano pidió que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) examinara su caso. El Salvador propuso la inclusión de la cuestión de Tíbet en la agenda de la Asamblea General, pero no recibió apoyo. En razón de lo anterior y ante la amenaza del uso de la fuerza del Gobierno chino, Tíbet firmó el Convenio de los Diecisiete Puntos el 23 de mayo de 1951. 5 A través de dicho convenio Tíbet aceptaba la entrada del Ejército chino en su territorio y el estatus de autonomía regional bajo la dirección del Gobierno central chino, entre otras cosas. Por su parte, el Gobierno chino se comprometía a no modificar el ordenamiento político tibetano, respetar la libertad de religión y el derecho del Tíbet a mantener relaciones comerciales con los países vecinos. No obstante lo anterior, según el Dalai Lama, el Gobierno chino nunca cumplió con lo establecido en el convenio.
El Dalai Lama recibió una invitación del Gobierno chino a un acto cultural a celebrarse el 10 de marzo de 1959 en Pekín. En dicha invitación se le pidió que asistiera sin acompañante ni guardia personal. En los últimos años, los comandantes chinos invitaron de forma similar a otras personalidades que gozaban de poca simpatía entre los altos mandos chinos para asesinarlas o encarcelarlas. Los tibetanos conocían dichas circunstancias. Debido a lo anterior, una multitud rodeó el Palacio de Potala (el recinto del Dalai Lama) para impedir que asistiera a dicho evento. Al día siguiente (11 de marzo de 1959) el Dalai Lama convocó a todos los funcionarios del gobierno a palacio y en nombre del gabinete hizo pública la proclamación de independencia del Tíbet. En consecuencia, los chinos bombardearon Lhasa los días siguientes. Debido a lo anterior el Dalai Lama junto a miles de tibetanos se refugiaron en Dharamsala, India. Desde entonces el Dalai Lama se ha dedicado a tratar de negociar con el Gobierno chino una autonomía efectiva para Tíbet.
Fuente: HERNÁNDEZ, Rosangel. Revista Flama.Centro de Estudios Asiáticos, UANL.
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2016